Di Carlos Benedetto
Dado que este texto formula una pregunta sobre la Argentina, quiero decirte que en mi país no hay legislación “nacional” específicamente espeleológica, pero sí hay legislaciones locales en dos provincias: Neuquén y Mendoza.

En Neuquén, por imperio de funcionarios corruptos que han cedido a las presiones de operadores de turismo para quienes los espeleólogos somos gente molesta, y debido también a que han desaparecido o dejado de funcionar las ONGs espeleológicas, la Ley 2213 no se cumple y las autoridades simplemente han prohibido la práctica de la espeleología, así como suena. Hemos planteado, como Federación Nacional, reclamos ante la Fiscalía de Estado y estamos estudiando medidas más fuertes. La principal dificultad es que no hay “militantes” de la espeleología en esa provincia que estén dispuestos a plantear una lucha frontal. La Federaciòn tiene allí a un solo miembro individual, y no podemos arriesgarlo ni exigirle que se inmole como héroe.

En la provincia de Mendoza está la Ley 5978, parcialmente reglamentada, y que los mismos funcionarios casi desconocen. Las exploraciones extranjeras en esta provincia se hacen en conjunto con espeleólogos locales por un mero acuerdo entre ellos, sin participación estatal, salvo en Caverna de Las Brujas, por ser área protegida. Hasta el momento no nos hemos encontrado con colegas del exterior que no nos respeten como asociación local, y en todos los casos los trabajos y las publicaciones fueron conjuntos e igualitarios. Hemos trabajado sobre todo con colegas de Inglaterra, Italia, Brasil, Croacia, etc. Solamente hay que tramitar permisos para entrar a la Caverna de Las Brujas, por ser un área protegida por ley; hasta hace poco se buscaban excusas para no dejar entrar a los espeleólogos a esa caverna, dadas nuestras denuncias sobre las irregularidades que se cometieron al redactar el Plan de Manejo. Con autoridades nuevas ese problema se resolvió en gran parte, y cuando colegas extranj
eros quieren visitar Las Brujas, y dado que estos trabajos se preparan en forma conjunta desde meses antes, el trámite lo hacemos nosotros mismos; cuando los colegas llegan ya está todo resuelto. Lo que no podemos resolver aún es la ignorancia espeleológica de los guardaparques jóvenes, en gran parte adoctrinados para odiar a los espeleólogos por parte de falsos guías de turismo. Pero esos son problemas menores. En las cavernas que no son área protegida las exploraciones son libres y siempre las hacemos en forma conjunta. En muchos casos basta con un acuerdo de palabra con los propietarios, cuando las cuevas están en propiedad privada.

En la provincia de Buenos Aires hay una situación más compleja, ya que en algunos lugares hay cavernas en propiedad privada y los espeleólogos tienen buena relación con los dueños y trabajan cómodamente, previo pedido de permiso. En otros lugares de la misma provincia (que no tiene leyes específicas) hay problemas, sobre todo con los empresarios mineros que han llegado a dinamitar cuevas y amenazar de muerte a algunos colegas.

(Espero que algún colega argentino que esté leyendo esto pueda aportar más información).

En la provincia de San Juan no hay tampoco legislación específica, pero el Municipio cercano al carso de Rodeo está tomando cartas en el asunto, en colaboración con espeleólogos de la Federación. Allí hay trabajando colegas de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y la misma San Juan junto a las autoridades locales.

En la Provincia de Córdoba sabemos de cavernas en propiedad privada, donde impera la buena relación con los dueños. Tampoco hay legislación específica.

Espero que pueda ser de utilidad y que algún colega argentino pueda aportar más información.

Respecto de la discusión suscitada, no tengo dudas de que México está, en este momento, en el centro de nuestras expectativas por ser éste un tema que nos atañe a todos.

Para los argentinos, negar los importantes aportes de los colegas extranjeros a nuestra espeleología sería una verdadera infamia. Y al mismo tiempo debemos decir que hemos tenido suerte, ya que no hemos tenido graves problemas con ellos, sino más bien siempre nos han respetado. A veces con extrema paciencia.

Pensando en lo que plantea la sabia Carta de Casola y los códigos UIS y FEALC largamente comentados en este debate, creo no obstante que hay nuevos saltos a dar y ajustes a ejecutar: los colegas extranjeros que visitan nuestros países en compañía de espeleólogos locales deberían buscar la manera de que esos locales no sean individuos que se guardan la información en sus casas, sino mejor apoyarse en las instituciones, las federaciones nacionales, las uniones o sociedades legalmente reconocidas que, al tener que rendir cuentas anualmente ante sus asociados y ante las autoridades, son más garantía (no absoluta, lo sé) de que las actividades e informaciones van a socializarse en función del interés común y no del interés individual. Si además esas federaciones, uniones o sociedades son la representación de UIS y FEALC, creo que estos organismos deben entonces hacer prevalecer este criterio y hacer respetar a las sociedades nacionales que ofician de vocero de esos mismos organismos inter
nacionales.

Me parece que éste es un debate que nos estamos debiendo todos.

No me gustan los extremos,pero si me viera obligado a elegir, preferiría el modelo de la SEC, como relata el colega cubano. Insisto en que no me gusta del todo, pero lo considero un mal menor.

En esto no soy dueño de la verdad y nadie lo es. En este caso, el debate es importante en sí mismo.

Para los argentinos es más que evidente que lo que hemos avanzado en nuestro país en los últimos años se debe en grandísima parte al aporte de los extranjeros. Negar eso sería injusto. Pero también hemos tenido la suerte de tener interlocutores extranjeros muy respetuosos. Donde eso no ocurra, creo que debe prevalecer el concepto de “soberanía nacional”, por más desagradable que sea.

No quisiera que se confundiera esto con “xenofobia”, vicio que aborrezco. Sería ingrato caer en eso. Pero no creo que sea difícil encontrar el justo equilibrio entre “soberanía” y “libertad de investigación”. No veo grandes dificultades para que los amantes de las cavernas discutamos esto y lleguemos a acuerdos maduros y beneficiosos para todos.

Lo que me parece más difícil es educar a los burócratas ignorantes con poder, que son un mal universal. Para ellos debemos aplicar el pensamiento de A. Dumas: “Prefiero los malvados a los imbéciles, porque al menos cada tanto me dan un respiro”.

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